50.000 almas bailan en las primeras 22 horas del Monegros Desert

Diario Alto Aragón

50.000 almas han bailado este sábado por la tarde en sintonía durante las primeras 22 horas del Monegros Desert Festival, cuyo trigésimo aniversario concluirá este domingo al mediodía con la sesión del oscense Andrés Campo.

Aunque uno de los más de 250 autobuses que se dirigieron al recinto ardió, dejando ilesos a sus 50 ocupantes, la jornada se está viviendo con total normalidad para los seguidores de la electrónica, que han llegado al Bajo Cinca con ganas de disfrutar de las más de 120 actuaciones programadas.

Uno de ellos, Carlos, ha asegurado a este medio que la única pega de la tarde ha sido el “intenso calor” que se ha sentido en este gran desierto.

“Ha habido alguna pequeña cola para entrar al parking, pero enseguida se ha solucionado. En cambio, para adentrarse en el recinto ha sido todo perfecto”, ha valorado.

Los primeros artistas -como Óscar Mulero, Indira Paganotto o Paco Osuna- ya han sido “una pasada” para este gran melómano, quien ha opinado que éste es “uno de los mejores festivales del mundo”.

Miguel, quien ha accedido al recinto a las nueve de la noche, ha confirmado a este periódico que “no había ningún atasco” y todo se ha desarrollado “con total normalidad”.

La nota positiva de esta edición es la reducción del número de personas -el año pasado eran 55.000-, porque, aunque sigue habiendo mucha gente, no hay tantos agobios y se puede estar más tranquilo”, ha constatado.

Por su parte, Lucía ha confesado estar pasándoselo “mejor que nunca”, una sensación compartida con el resto de los espectadores.

Hay muy buen ambiente y muy buen rollo, todo el mundo quiere bailar y disfrutar de los conciertos”, ha añadido.

Como ha informado la organización en una nota, este encuentro genuino tiene sus claves en un ambicioso line-up internacional y nacional unido a un montaje donde creatividad y espectacularidad se dan la mano una vez más.

Un público diverso y heterogéneo confluye en una cita musical cada vez más transversal y multicultural que mira al futuro. Así, la disparidad de estilos y acentos se entremezclan en un entorno único, de arena y polvo, invadido por el amor, el respeto y el baile.

La música resuena en los 10 escenarios de diferentes temáticas que estimulan los sentidos. Prueba de ello es el imponente Soundsytem Temple, diseñado con materiales reutilizados o la alegre y festiva psicodelia ofrecida en el Row. A lo que se suma un stage en forma de catedral para feligreses del techno, una distopía industrial o bailar en su ya famoso y concurrido avión Airbus 330, en los que en la mañana de este domingo todavía están gozando los más fieras.